La carencia hipotecaria es una herramienta financiera que permite a los titulares de una hipoteca obtener una suspensión temporal de cuotas cuando atraviesan dificultades económicas. En otras palabras, es un aplazamiento de hipoteca que ofrece a las familias un periodo de gracia para estabilizar su situación sin perder su vivienda.
Durante este tiempo, el pago de las cuotas mensuales puede reducirse o incluso pausarse, dependiendo del tipo de acuerdo alcanzado con la entidad financiera. Esta medida no elimina la deuda, pero sí ayuda a aliviar los pagos de la hipoteca de forma temporal.
¿Qué es el período de carencia hipotecaria?
El periodo de carencia hipotecaria es un acuerdo pactado entre el cliente y el banco o entidad financiera mediante el cual se establece una suspensión de capital o intereses durante un plazo determinado.
Este aplazamiento puede suponer la reducción temporal de pagos o la suspensión completa de las cuotas, según la modalidad elegida. Es una medida muy útil en casos de desempleo, enfermedad o reducción de ingresos, ya que permite mantener la hipoteca activa sin caer en mora.
No obstante, es importante recordar que la carencia hipotecaria no implica el perdón de los pagos, sino su retraso. Por tanto, al finalizar el periodo acordado, la deuda seguirá existiendo e incluso puede aumentar por los intereses acumulados.
Tipos de carencia hipotecaria
Existen dos formas principales de aplicar una hipoteca con carencia:
1. Carencia total
La carencia total supone una suspensión completa de las cuotas mensuales, es decir, el titular no paga ni capital ni intereses durante el periodo de gracia.
Durante este tiempo, los intereses generados se acumulan y se suman al capital pendiente, lo que puede aumentar el coste total del préstamo. Esta opción suele considerarse una especie de moratoria hipotecaria temporal, ideal para quienes necesitan un alivio financiero inmediato.
2. Carencia parcial
La carencia parcial permite al titular pagar únicamente los intereses, mientras se suspende el pago del capital. En este caso, la deuda no crece, pero tampoco disminuye.
Al finalizar el periodo de carencia, las cuotas pueden incrementarse o el plazo de la hipoteca puede extenderse para compensar los meses de suspensión. Esta modalidad representa una reducción temporal de pagos más moderada y equilibrada.
Cómo solicitar la carencia hipotecaria
Solicitar una carencia hipotecaria requiere una negociación directa con la entidad financiera. No es un derecho automático, sino una medida extraordinaria que debe justificarse adecuadamente.
Para pedir este aplazamiento de hipoteca, el titular debe:
- Acreditar una situación económica adversa o pérdida de ingresos.
- Demostrar un historial de pagos puntual antes de la solicitud.
- No encontrarse en situación de mora.
La entidad financiera valorará cada caso y establecerá las condiciones específicas del acuerdo: tipo de carencia (total o parcial), duración del periodo de gracia, comisiones y posibles ajustes en el tipo de interés.
Algunos bancos pueden incluir costes adicionales por la modificación del contrato hipotecario, por lo que es importante analizar la rentabilidad real del aplazamiento antes de firmar.
Ventajas y desventajas del periodo de carencia hipotecaria
Ventajas
- Proporciona una reducción temporal de pagos en momentos de inestabilidad económica.
- Facilita una suspensión temporal de cuotas sin riesgo inmediato de impago.
- Permite mantener la vivienda mientras se reorganizan las finanzas personales.
- Ofrece un periodo de gracia para recuperarse económicamente.
Desventajas
- Puede aumentar el coste total de la hipoteca al acumular intereses.
- Prolonga el plazo de amortización del préstamo.
- La entidad financiera puede cobrar comisiones adicionales por la modificación del contrato.
- No siempre se aprueba la solicitud; depende del análisis del riesgo crediticio.
Consejos antes de solicitar una hipoteca con carencia
- Evalúa tu capacidad futura de pago para asegurarte de poder afrontar las cuotas al finalizar la carencia.
- Compara las condiciones entre distintas entidades financieras, ya que los plazos y tipos de interés pueden variar.
- Considera si te conviene más una moratoria hipotecaria (suspensión total) o una reducción temporal de pagos (carencia parcial).
- Consulta con un asesor financiero independiente para evitar decisiones precipitadas que encarezcan tu préstamo.
La carencia hipotecaria puede ser una solución útil para aliviar los pagos de la hipoteca en momentos de dificultad, ofreciendo una suspensión temporal de cuotas o una reducción de pagos sin perder la vivienda.
Sin embargo, antes de solicitarla, conviene analizar las condiciones impuestas por la entidad financiera, el coste total del préstamo y las consecuencias a largo plazo.
Usada de forma estratégica, una hipoteca con carencia puede convertirse en un aliado temporal para superar imprevistos económicos, siempre que se gestione con planificación y responsabilidad.
Tipos de carencia hipotecaria
Los bancos ofrecen dos tipos de carencias hipotecarias: total o parcial.
- La carencia total es aquella en la que el hipotecado no paga nada durante el periodo de carencia: ni capital ni intereses. Esto implica que la deuda se incrementa debido a que los intereses se acumulan y se añaden al capital pendiente.
- El segundo tipo es la carencia parcial, con la que el hipotecado paga intereses durante el periodo de carencia pero no el capital. Esto implica que la deuda se mantiene constante pero el plazo se alarga o la cuota sube al finalizar la carencia.
Cómo solicitar la carencia hipotecaria
La carencia hipotecaria no es un derecho, sino una opción que debe negociarse con el banco que concede la hipoteca. Para solicitarla, el hipotecado debe cumplir una serie de requisitos como demostrar que su situación económica ha empeorado, tener un historial de pago puntual y no estar en mora (retraso en el cumplimiento de una obligación vencida).
El banco puede aceptar o rechazar la solicitud de carencia hipotecaria e incluso establecer las condiciones particulares del periodo de carencia (duración, tipo, coste…). Generalmente, el banco también cobra una comisión por modificar el contrato hipotecario y aplica un tipo de interés más alto durante la carencia.
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