De cara a la compra de un piso, tanto si es de obra nueva como de segunda mano, siempre surgen las mismas dudas. ¿Qué hipoteca es mejor: con tipo fijo, variable o mixto? ¿Cuál es la que más se adapta a mis necesidades? ¿Cuántos intereses habré pagado al finalizar la deuda?
Si bien es cierto que ninguna hipoteca es igual a otra y no se puede determinar una opción óptima válida universalmente, hay conceptos que conviene conocer para establecer la fórmula más ventajosa en tu caso concreto.
Tanto si ya has ido al banco para informarte como si estás buscando datos en internet, te habrás dado cuenta de que existen diferentes tipos hipotecarios: el fijo, el variable y el mixto.
Presta atención a cada una de sus definiciones para saber cuál es el que mejor se ajusta a tu situación.
Tipo fijo
Este tipo de interés no oscila en ningún momento del préstamo. Da lo mismo si acabas de firmar tu hipoteca o estás a punto de concluirla, porque en los dos casos estarás pagando el mismo interés. Las hipotecas de tipo fijo no tienen en cuenta las variaciones del tipo de interés de referencia.
Tipo variable
Las hipotecas recogidas bajo estos criterios hacen depender su tipo de interés de los índices de referencia oficiales que elabora y publica el Banco de España. Normalmente se determina un interés fijo para los primeros meses –habitualmente, de 6 a 12 meses– y, a partir de ese momento, comienza el periodo bajo tipo variable.
Tipo mixto
Estos préstamos mantienen constante su tipo de interés durante más de un año para, después, incluirlo a la tipología variable.