La llegada del calor puede suponer todo un reto para mantener las viviendas frescas, sobre todo en los lugares donde el termómetro alcanza temperaturas de récord. El aire acondicionado es una manera rápida y eficaz de enfriar el interior de las casas, pero su uso prolongado no es muy recomendable y, además, aumenta considerablemente la factura de la luz.
Las mejores prácticas sostenibles para refrescar tu vivienda
En este post, desde AEDAS Homes te ofrecemos unos sencillos consejos sobre cómo combatir el calor en casa sin disparar tu consumo eléctrico. Disfruta de la comodidad de tu vivienda también en los días más calurosos de una manera sostenible.
1. Abre las ventanas y baja las persianas
Conseguir una buena circulación del aire en casa tiene su ciencia. En primer lugar, en las horas de calor más fuerte es preferible no abrir las ventanas y mantener las persianas bajadas para contrarrestar la incidencia directa del sol. Se calcula que en torno al 30 % del calor que entra en los edificios lo hace a través de las ventanas y que con el simple acto de bajar las persianas la temperatura llega a descender hasta seis grados.

Una vez que llega la tarde, es recomendable abrir una ventana en todas las habitaciones para favorecer la creación de corrientes de aire en la vivienda. Pero, cuidado, porque el movimiento del aire puede hacer que se produzcan portazos o golpes bruscos en la carpintería. Para evitar accidentes y, al mismo tiempo, evitar que el aire deje de circular al cerrarse las puertas, es importante utilizar algún tipo de tope o cuña.
2. Utiliza la humedad para refrescar el ambiente
Algo tan simple como pulverizar agua en el ambiente puede marcar una diferencia considerable en la temperatura de una habitación. Eso sí, los pulverizadores son recomendables para jardines, terrazas y balcones ya que la alta concentración de humedad que producen puede ser perjudicial para los materiales del interior de las viviendas.
En el caso de las habitaciones se pueden aplicar unos sencillos trucos como mojar las cortinas o fregar los suelos para refrescar la estancia durante un tiempo relativamente prolongado. Regar las plantas también contribuye a bajar la temperatura y, además, es una excusa perfecta para decorar con plantas cualquier habitación.
3. Evita el uso de electrodomésticos durante el día

El uso de aparatos eléctricos genera un calor añadido, por lo que evitarlos en la medida de lo posible es una buena práctica para combatir el calor en casa. Ciertos electrodomésticos –como el frigorífico– necesitan estar siempre en funcionamiento, pero hay otros de cuyo uso se puede prescindir durante el día para disminuir la sensación de calor. Es el caso de pequeños electrodomésticos como el microondas, la cafetera, la plancha o la aspiradora que, a pesar de tener baja potencia, originan calor.
Otro buen motivo para no utilizar electrodomésticos durante el día es que por la noche algunos propietarios disfrutar de tarifa reducida en consumo eléctrico. Por ejemplo, con estas tarifas se puede conseguir un ahorro energético de en torno al 10 % en cada lavado si ponemos la lavadora de noche. Además, el calor que genera su funcionamiento se compensa con la bajada de las temperaturas que se produce a última hora.
Cómo combatir el calor en casa sin electricidad
En los últimos tiempos, la construcción de viviendas sostenibles y eficientes contempla, entre otras medidas, el bienestar térmico de los usuarios. Así, las técnicas de aislamiento térmico de los edificios contribuyen al mantenimiento de una temperatura confortable en su interior.

Si estás buscando cómo combatir el calor en casa sin recurrir al aire acondicionado, basta con establecer las sencillas rutinas diarias que hemos visto. Conseguirás aumentar la sensación de comodidad en los días más calurosos sin renunciar al ahorro energético.
Además, no olvides utilizar tejidos ligeros y transpirables tanto para tu ropa como para las sábanas: te ayudará a conciliar el sueño en las noches más calurosas del verano. Por último, la hidratación es fundamental cuando el calor aprieta. Bebe mucho líquido y ten siempre a mano una bebida refrescante en el frigorífico –cuanto más natural posible, mejor–.