Los dormitorios son estancias para el relax y el descanso. A ellos solemos acudir cuando vamos a meternos en la cama para disfrutar de un reparador sueño, por lo que la iluminación artificial de la estancia debe estar en consonancia con el objetivo de la habitación. Si no quieres que tu dormitorio peque por exceso o por defecto de luminosidad, aquí te dejamos indicaciones a tener en cuenta.
– Diferentes luces para diferentes espacios: debes tener en cuenta que no es igual iluminar la cama que la zona donde tienes el armario. Conviene disponer una fuente de luz en cada una de las áreas de la habitación donde pasarás tu tiempo. Si eres de los que lees en la cama, no te olvides de poner un punto de luz sobre el cabecero –sería ideal si fuera de intensidad regulable o dirigible para no molestar a tu compañero de habitación–.
– Mucha luz para vestirte: si no tienes vestidor y tu armario se sitúa en el dormitorio, coloca focos dirigibles en la zona de delante de este mueble. Cuando hay espejos, lo ideal situar las lámparas sobre ellos porque seguro que los utilizas para vestirte.
– Luz ambiente: para la habitación en general lo mejor es elegir una luz que no ilumine ninguna zona en concreto. Recuerda que los focos cálidos ayudan a crear un ambiente cómodo y acogedor, mientras que las bombillas azuladas –de luz fría– se suelen emplear para espacios de trabajo y oficinas.
– En el interior de tu armario: para localizar la ropa fácilmente puedes incluir barras de LED con sensor de movimiento en el interior de tu armario. Cuando abras las puertas se iluminará y podrás encontrar tu look perfecto.
– Lámparas de pie: en función del tamaño del dormitorio puede ser una buena idea colocar lámparas de pie que contribuyan a crear un ambiente hogareño. Si la habitación es pequeña, procura que los puntos de luz se encuentren en el techo y así evitarás ocupar el suelo.